Tras el confinamiento, y estos duros meses de «nueva normalidad» , profesionales de todo tipo se han planteado cambiar su rutina de trabajo y afrontar el futuro incierto en el que nos encontramos.
Como muchos negocios, los espacios de coworking u oficinas compartidas han sufrido la crisis del Covid-19. En Coworking Oeste, ha habido un cambio significativo en los perfiles de nuestros coworkers.
Cuando abrimos en Noviembre de 2019, contábamos con autónomos de diferentes profesiones, ilusionados por emprender y con ganas de disfrutar de las ventajas que un espacio de coworking ofrece: ambiente de trabajo, imagen de empresa, formaciones , networking…
Con el Covid-19, muchos de los inquilinos de estos espacios coworking se han dado de baja debido a que han tenido que «cerrar la persiana» de sus negocios. Sin embargo, ha habido otra ola de profesionales en busca de espacios de este tipo.
Por un lado, podemos encontrar personas que trabajaban desde sus casas, donde tenían un pequeño despacho o trabajaban desde la mesa del salón. Tras estos meses encerrados, y la falta de planes de ocio fuera de casa, se han encontrado en una situación de aislamiento y falta de productividad.
Nuestro coworker, Francisco, nos cuenta cómo cambió de estado de ánimo al unirse a Coworking Oeste. Se encontrada en una situación de desmotivación constante, con momentos de ansiedad por las noches y dificultad para levantarse por las mañanas.
El hecho de separar su espacio de trabajo del lugar donde duerme, come, y hace tareas del hogar, incrementó significativamente su productividad. También nos cuenta cómo agradece el tomar un café y charlar sobre su día a día con otros coworkers.
Otro perfil común en nuestro coworking, son los murcianos que trabajaban en otras ciudades, principalmente Madrid, en empresas con grandes oficinas que han reducido hasta un 10% la ocupación de sus oficinas debido a las distancias de seguridad y medidas contra el Covid-19. Así como las reuniones de equipo que han pasado a ser online.
Pueden parecer medidas bastante sencillas, con las que continuar nuestra rutina de trabajo lo más parecida posible, pero lo cierto es que para muchas personas les ha supuesto un mundo adaptarse a esta realidad.
Volver a vivir con tus padres, o tener que alquilar un piso sin saber fecha límite ni cuándo cambiará esta situación; ni siquiera si lo hará o el teletrabajo se quedará en algunos departamentos.
Nuestra coworker, Almudena, nos cuenta lo dura que se le estaba haciendo esta situación, y cómo ha cambiado su vida desde que se unió a nuestro espacio coworking. Tiene su espacio de trabajo en una sala abierta y espaciosa, a doble altura, y hace uso de una sala de reunión para esas largas videoconferencias o formaciones en las que necesitas concentración y privacidad.
Hay mucha gente que ya no puede aguantar pasar tantas horas en casa y busca espacios alternativos más espaciosos que les trasmitan seguridad, que se ajusten a sus bolsillos y en los que puedan tener contacto social con otros profesionales y sentir el calor del coworking.
Ánimo a todos con esta situación, y no dejemos que nada nos haga perder la motivación. Feliz miércoles.